Llegará un día en que leerás este texto y serás capaz de entenderlo todo. Llegará un día en que analizarás cada frase y descubrirás un sentido distinto al que en su día viste. Llegará un un día en que todo eso cambie, y cuando eso pase, entenderás que te habías equivocado, que estabas mirando el mundo con unas gafas que no eran de tu graduación pero que ya era demasiado tarde para corregir todos esos errores que un día creíste poco importantes.
Sé que ahora no me vas a creer, pero el día que eso suceda verás que aquella respuesta que tanto ansiabas recibir y nunca se produjo ya no te quita el sueño, y que si llega, no te va a causar más que indiferencia.
Que aquellas personas a las que tuviste que soltar de la mano para poder seguir manteniéndote a flote nunca tendrás que volverlas a acoger, porque una cosa es perdonar y otra muy diferente es ser tonto.
Que a veces harás o sentirás por personas que no merecen ni merecerán nunca ni tus gestos ni tu amor, pero que hasta que no te lo rompan en mil pedazos no serás capaz de recogerlos, armarlos de nuevo y aprender a continuar con tu vida sin ellas.
Que la fidelidad es un concepto sobrevalorado y que se tiene que extrapolar a todos los ámbitos de tu vida, no solo al conyugal. Porque ser fiel es ser leal a uno mismo, a tu entorno, a tus seres queridos e incluso a tus relaciones profesionales.
Que los valores como la gratitud y la verdad son valores a la baja. Porque tristemente parece que la raza humana cada vez es más desagradecida, egoísta y mentirosa, pero que, con el tiempo verás que no por encontrar personas así en el camino tendremos que dejar de hacer el bien sino todo lo contrario.
Ya que con nuestro ejemplo seremos capaces de salvar a aquellos que sí sepan mirar a la vida con el cristal adecuado, aprender, crecer, amar y agradecer, a diferencia de todas aquellas personas que en su día te fallaron, aunque ése recuerdo por fin haya cicatrizado y ya no te haga daño.
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